Los
denominados químicos disruptores endocrinos (EDCs) son sustancias tóxicas
presentes en los alimentos y otros productos de uso cotidiano (pesticidas,
insecticidas, fungicidas, detergentes, y plásticos), que interaccionan con el sistema endocrino y
provocan que el cuerpo acumule grasa, en lugar de músculo. Y es una relación de
ida y vuelta, ya que la obesidad también contamina.
Estas sustancias tienen baja
biodegradabilidad lo que hace que se mantengan durante mucho tiempo en el
ambiente y se acumulen en la cadena alimentaria. Un dato alarmante es
que, los compuestos acumulados en la grasa se transmiten a la descendencia a
través de la madre durante la gestación y después en la lactancia. El efecto es
mucho más evidente en la edad adulta si la exposición ha tenido lugar en el
útero materno, lo que indica la necesidad de reducir la exposición prenatal a
estas sustancias.
Entonces.. ¿Que podemos hacer? Es importante enjuagar bien el detergente al lavar la vajilla para evitar que queden residuos del mismo que después puedan ser ingeridos. También podemos elegir con criterio los productos embotellados en recipientes plásticos. Buscar en la base del envase los números de identificación del tipo de plástico. Elegir aquellos que digan 1, 2, 4 o 5. Evitar en los que figure un 3, 6 o un 7.
Entonces.. ¿Que podemos hacer? Es importante enjuagar bien el detergente al lavar la vajilla para evitar que queden residuos del mismo que después puedan ser ingeridos. También podemos elegir con criterio los productos embotellados en recipientes plásticos. Buscar en la base del envase los números de identificación del tipo de plástico. Elegir aquellos que digan 1, 2, 4 o 5. Evitar en los que figure un 3, 6 o un 7.
El dióxido de carbono es uno
de los gases responsables del efecto invernadero y reducir sus emisiones se ha
convertido en un objetivo mundial prioritario para ralentizar el cambio
climático.
Cuando se trata de ingerir
alimentos, desplazarse en un cuerpo pesado es como conducir un coche grande que
consume mucha gasolina. El Centro para el Control y Prevención de Enfermedades
estadounidense también aporta datos al respecto y calcula que entre 1960 y 2002
se podía haber ahorrado el 0,7% de las emisiones de dióxido de carbono y del
consumo de combustible si los pasajeros de los vehículos no fueran obesos. En
números, según este organismo, se consumieron más de 3.700 millones de litros
de combustible debido al sobrepeso de los americanos en esos años.